El terror de los monocultivos

13/07/2017

Tiempo de lectura: 4 minutos

¿Es que hay monos agricultores? No, no es eso de lo que venimos a hablar. El monocultivo es una práctica agrícola que consiste en dedicar grandes extensiones de tierra cultivable a una única especie vegetal.

En España tenemos algún que otro ejemplo, como el monocultivo de cereal en Castilla y León, donde el 33% de la superficie está destinada a ello y en Castilla-La Mancha, con el 23% de la superficie. Otro ejemplo es el cultivo de olivar en Andalucía, especialmente desde la entrada de España en la UE. Se da el caso de que en provincias como la de Jaén el 88.26%  de todas las tierras labradas están plantadas de olivos, Esta rentabilidad se ha debido tanto al precio de venta del aceite de oliva como a las ayudas recibidas por medio de la Política Agrícola Común (PAC).

Los monocultivos tienen ciertas ventajas, estas son algunas de ellas:

  • Producción masiva de productos agrícolas, sobre todo, de cultivos de alimentos básicos, que tienen que producirse en grandes cantidades y alcanzar precios bajos por volumen o peso (cereales, alimentos básicos en general).
  • También se alcanzan precios bajos del producto cosechado gracias a la racionalización de la producción.

No obstante, estas ventajas vienen acompañadas de numerosos inconvenientes:

  • Pérdida de biodiversidad, cuanta más diversidad posee un ecosistema no sólo es más rico, sino que es más sostenible. Si se sustituyen gran parte de las especies vegetales por una sola todos los animales que se sustentaban en esas plantas desaparecerán, así como sus depredadores.
  • Al no diversificarse lo cultivado, puede haber una rápida dispersión de enfermedades y aparición de plagas; cuando el cultivo es uniforme, es más susceptible a elementos patógenos. Como contrapartida, también el control de enfermedades es más fácil de realizar.
  • Alteración del ciclo hidrológico, que resulta tanto en la disminución y agotamiento de fuentes de agua, en casos en los que la especie que se cultiva requiere agua, así como el aumento de las inundaciones y deslizamientos, puesto que se sustituye la vegetación local, se alteran cauces naturales e incluso llega a alterarse la pendiente para hacer más apropiada la superficie a cultivar.
  • Degradación de suelos. Los cultivos rotativos y con barbecho no se hacen así porque sí, sin porque mantienen la integridad del suelo y sus propiedades nutritivas de manera natural. Si se cultiva siempre lo mismo y de manera masiva esos nutrientes desaparecen mucho más rápido. A menos nutrientes, menos vegetación, y a menos vegetación más degradación, es decir, pérdida de suelo.
  • Pérdida de culturas locales y tradicionales dependientes de los ecosistemas originales.
  • Disminución de fuentes de empleo en zonas de tradición agropecuaria. El problema del olivar, por ejemplo, es que requiere mucha mano de obra solo durante unos tres meses al año, si toda la superficie de una zona está dedicada a lo mismo ¿qué va a hacer la población local durante el resto del año para subsistir?
  • Deterioro del paisaje. Quizá, donde antes veíamos desde la ventanilla del coche un paisaje diverso, con bosques, pastos, matorrales y demás ahora sólo podamos ver una gran “moqueta” de cereales o un montón de arbolillos idénticos y perfectamente alineados.

Parece que después de exponer pros y contras queda claro que el monocultivo no es una práctica muy sostenible, y podría parecer que no hay mucho que el ciudadano o ciudadana media pueda hacer, sin embargo siempre se puede hacer algo que está al alcance de nuestra mano y que no requiere ningún sacrificio descomunal.

En este caso ¿cómo sé qué comprar y dónde hacerlo? Pues comprando a los pequeños agricultores directamente, de esa manera no cabe lugar a dudas de que se están haciendo las cosas bien. No, no se nos ha olvidado que tenía que ser sin sacrificio, no tendremos que ir al pueblo cada vez que vayamos a hacer la compra. Existen grupos de consumo de barrio, en los que se contacta directamente con los productores, sólo habría que ponerse en contacto con el grupo de consumo que mejor nos venga y “pasarles la lista de la compra”.

Algunos ejemplos de grupo de consumo en la Comunidad de Madrid con los que se puede contactar son Argnasumo o Ecosecha.

Álvaro Durango Herrera
Ciencias Ambientales en la Universidad Autónoma de Madrid

Fuentes: 

Agrum Ingeniería: el monocultivo del olivar en Andalucía
Información sobre el cultivo de cereales en la web del MAPAMA

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