El milagro de los PHEV

20/05/2022

Tiempo de lectura: 4 minutos

Los VHE (Vehículos Híbridos Enchufables) son más conocidos como PHEV (Plug-in Hybrid Electric Vehicle) y pertenecen a la aristocracia de la automoción, pues tienen derecho a la etiqueta Cero emisiones, de color azul, que permite el movimiento irrestricto por la ciudad, puede recabar cuantiosas ayudas para la compra del vehículo y exime del pago del impuesto de matriculación, entre otras ventajas. Para conseguirla, solo tienen que ser capaces de recorrer al menos 40 km en modo exclusivamente eléctrico. Los híbridos a secas solo tienen derecho a la etiqueta Eco.

Hay más ventajas: a diferencia de los eléctricos puros, los PHEV tienen autonomía ilimitada, no tienen que parar durante horas para cargar las baterías después de unos pocos cientos de kilómetros recorridos. Llenan el depósito en un par de minutos en cualquier gasolinera y vuelven a la carretera. Suelen ser berlinas, SUV y grandes automóviles familiares dotados con toda clase de lujos, desde sistemas de conducción semiautomática a equipos de sonido envolvente.

Un PHEV típico, como el Lexus NX 450h, tiene un consumo de combustible de 1 litro por cada 100 km, y unas emisiones de CO2 de 23 g de CO2 por km (datos oficiales de la base de datos del IDAE). Según esta misma fuente, tiene una cilindrada de 2.487 centímetros cúbicos y pesa 2.540 kilos. Su potencia total combinada es de 270 kWh (309 CV), mitad y mitad eléctrica y de motor de explosión. Mide 4,6 metros de largo y 1,8 de ancho. Velocidad máxima, 240 km/h, y pasa de cero a 100 km/h en 6 segundos. Se mire como se mire, es un cochazo, que se puede adquirir por unos 70.000 €.

¿Cómo es posible que un coche de 2,5 toneladas tenga un consumo de combustible tan exiguo? La respuesta está en la manera en que se mide, en este caso mediante el procedimiento WLTP, el nuevo protocolo que mide los consumos y emisiones reales de los coches que se venden en Europa. El procedimiento consiste en medir primero el consumo de gasolina y las emisiones contaminantes con la batería a plena carga y el coche moviéndose en modo completamente eléctrico, con lo que el consumo y las emisiones son cero. Posteriormente, se vuelve a medir el consumo en diferentes situaciones de descarga de la batería y por fin sin ningún apoyo eléctrico, se saca la media de consumo y emisiones de los kilómetros recorridos y se obtiene la cifra de 1 litro a los 100 km, quod erat demonstrandum.

La autonomía eléctrica declarada por el fabricante es de 76 km, que se queda en unos 60 reales. Si un usuario de PHEV lo mueve en trayectos cortos durante el día y tiene la precaución de recargar la batería por las noches, su consumo de gasolina será cero, y a efectos prácticos se comportará como un eléctrico puro. Si se olvida de recargar la batería, el mismo coche gastará 8 litros de combustible por cada 100 km (es un coche muy pesado), y contaminará el aire en la misma proporción, aunque seguirá ostentando la etiqueta Cero emisiones.

Este comportamiento virtuoso o contaminador depende exclusivamente de la persona que conduzca el vehículo. El ciclo WLTP mide una variante de conducción muy virtuosa, pero diferentes estudios demuestran que ese no es el caso en la vida real, y que el consumo real y la emisión de contaminantes son muy superiores a las cifras oficiales. En España, la administración ha prometido revisar el sistema de concesión de etiquetas de la DGT para el caso de los PHEV, pero hasta ahora el sistema de adjudicación continúa sin cambios.

En realidad, los PHEV que ofrece ahora mismo el mercado automovilístico son un caso extremo de sobredimensionamiento, como los termos de agua caliente de cien litros. Lo muevas como lo muevas, es un coche demasiado pesado, lastrado además porque necesita dos motores, eléctrico y de explosión y una batería extra.

La industria sigue esforzándose para seguir haciendo lo de siempre (vender grandes coches de motor de combustión) cuando parece que hace lo contrario (vender vehículos sostenibles de emisión cero). En este caso con la ayuda de la tecnología híbrida y de una entelequia: el conductor PHEV-virtuoso.

Jesús Alonso Millán

Más información:

Real-World Usage of Plug-In Hybrid Electric Vehicles: Fuel Consumption, Electric driving, and CO2 Emissions
ICCT – International Council on Clean Transportation Europe

Realistic Test Cycle Utility Factors for Plug-in Hybrid Electric Vehicles in Europe
Fraunhofer Institute for Systems and Innovation Research ISI

Plug-in hybrids: Is Europe heading for a new dieselgate?
Transport & Environment

 

Fotografía: Wikimedia Commons

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4 Comments

  1. Paco 23 mayo, 2022 at 2:26 pm - Reply

    Como siempre todo depende del individuo, y está claro que los humanos somos poco virtuosos.
    Yo tengo un PHEV porque no puedo tener un EV, sin embargo lo recargo cada noche y llevo más de 1300 km recorridos en eléctrico desde la última vez que llené el depósito y he gastado 1/6 del mismo.
    Porque tengo un cargador en casa, si tuviera que depender de la infraestructura a pie de calle sería inviable.
    No creo que los EV a mansalva sean la solución por precio y medios.
    Los PHEV son algo intermedio, nos gustarán más o menos, pero son muy válidos para muchos que no tienen cargador a mano y necesitan hacer km con cierta tranquilidad.
    No entiendo la manía a los PHEV.

  2. Dani 22 mayo, 2022 at 11:55 am - Reply

    Los PHEV son una tomadura de pelo. Me gustaría que se comaparse lo que consume un PHEV cuando ha agotado la batería frente a uno del mismo modelo, mismo motor térmico y sin hibridación. Un PHEV pesa de media 500 Kg más que el convencional.

    • Roberto 24 mayo, 2022 at 2:43 pm - Reply

      Hace 12mil kms que tengo un phev. Mas de 9mil hechos en electrico. Cuando se acaba la bateria el consumo es menos que un gasolina normal, pq va en hibrido y tiene una bateria grande para recargar en bajadas y frenadas. Por tanto, no es un 0 emisiones pero si un 75% menos de emisiones que un gasolina, ya no digamos q un diesel.

  3. cermeno 21 mayo, 2022 at 8:34 pm - Reply

    No son reales estos consumos, en ciudad recargando posiblemente, en viajes nada.

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