El tratado del plástico vuelve a tropezar, pero no se detiene

A mediados del pasado agosto, en Ginebra (Suiza), tuvo lugar la segunda ronda de negociaciones para un Tratado Global sobre Plásticos, en la quinta sesión del Comité Intergubernamental de Negociaciones (INC-5.2). Esta sesión está en curso desde que la Asamblea Ambiental de la ONU propuso en 2022 establecer un tratado global legalmente vinculante sobre los plásticos. En la primera parte, que tuvo lugar en Busán, Corea del Sur a finales de 2024, los 183 países no pudieron llegar a un acuerdo, con notable presión de los países petroleros. Ginebra tuvo el mismo desenlace. Se presentó un borrador de propuesta que sucumbía claramente a la presión de los estados petroleros, generando una decepción generalizada entre la mayoría de los países presentes debido a la falta de ambición del texto. Más de 100 países rechazaron la propuesta.

La importancia de este tratado

Anualmente, de las 430 millones de toneladas de plástico producidas en el mundo, 19 millones se vierten al medio ambiente. Al ritmo actual de producción, consumo y desecho de plástico, se estima que la cantidad de residuos de plásticos triplicará para 2060, comparando con 2025, alcanzando los 1.900 millones de toneladas. Estas previsiones son alarmantes, por lo cual llegar a un acuerdo internacional sobre ello urge más que nunca. En España, la mitad de los envases de plásticos terminan en vertederos.

La contaminación por plásticos es uno de los principales factores en la agravación del cambio climático, de la pérdida de biodiversidad y de la degradación de los océanos. Establecer guías, requisitos y sistemas legalmente vinculantes para fomentar economías circulares es clave para reducir el daño que causa el plástico al medio ambiente. El fallido acuerdo internacional tenía como propósito establecer compromisos vinculantes sobre la reducción progresiva de la producción de plásticos, el fortalecimiento de los sistemas de reciclaje y reutilización, y la transición hacia materiales de empaquetado más sostenibles y responsables.

Además, los sistemas de producción y consumo transfronterizos de plástico suelen terminar en zonas de baja capacidad de tratamiento de residuos y con menos recursos, llevando a una contaminación más alta aún. Por lo tanto, los objetivos y reglamentos del tratado deben ser comprensivos e inclusivos para evitar este desnivel a escala global, en lugar de una red fragmentada de “islas” regulatorias.

Sobre el texto del borrador de la propuesta

Las negociaciones de agosto tomaron como punto de partida el texto (diciembre 2024) del ecuatoriano Luis Vayas Valdivieso, presidente del Comité de Negociaciones, que germinaron en una propuesta del mismo (13 agosto 2025) seguido por una versión revisada del borrador (15 agosto 2025). Sin embargo, las enmiendas a la propuesta no fueron suficientes para apaciguar a la mayoría de delegados.

Analizando de más cerca, varios países criticaron la estructura de las negociaciones, marcada por “trampas procedimentales”, falta de transparencia y una débil conducción del proceso. Aunque los grupos de contacto fueron vistos como espacios constructivos, muchos señalaron que apenas se debatieron algunos artículos y que las discusiones se centraron en repetir posiciones nacionales sin lograr avances. Tras diez días de trabajo, el progreso sustantivo fue casi nulo y solo en la jornada final, en un pequeño grupo de 15 países, se dieron conversaciones realmente constructivas. La frustración aumentó con el cierre abrupto de debates y la circulación de borradores no consensuados, lo que reforzó la sensación de que el proceso no reflejaba equitativamente los aportes de los estados miembros.

Más de 100 países rechazaron la propuesta, denunciándola como poco ambiciosa, inadecuada y “un regalo para los contaminadores”. Tras diez días de negociaciones, quedó claro que varios países no fueron con la intención de llegar a un acuerdo, sino con la de hacer el contrario, bloquear cualquier esfuerzo hacia una economía global libre de contaminación plástica. 

Se echó en falta, sobre todo, un enfoque integral para poner fin a la contaminación por plásticos, como mandata la resolución 5/14 de la Asamblea Ambiental de la ONU, que incluye no solo la gestión de residuos, sino también el diseño, la producción y el consumo. Sin embargo, este alcance fue disputado por varios países durante las negociaciones, teniendo un enfoque más centrado en la gestión de residuos. No obstante, por más que avancemos en las tasas de reciclaje, si no se frena urgentemente la producción incesante del plástico no podremos realmente reducir su contaminación. Una persona delegada lo ha descrito como “Fregar el suelo mientras el grifo de producción de plásticos sigue abierto”. También se destacaron las dudas de varias delegaciones con respecto al alcance y a la ambición, sobre todo por los controles de producción, los químicos de riesgo, el diseño de un mecanismo financiero y los métodos de su implementación. Además, falta un establecimiento expresivo del vínculo legal del acuerdo para asegurar una implementación y seguimiento efectivo en cada país.

¿Por qué es tan difícil alcanzar un acuerdo, cuando tanto el planeta como nuestra salud sufren el impacto de los plásticos? 

La respuesta está en la poderosa influencia de la industria petrolera: el plástico es un subproducto del petróleo, y quienes se lucran con él tienen un gran peso político y económico. Aunque resulta desesperante ver cómo estos intereses frenan avances hacia una economía más limpia, hay razones para mantener la esperanza. El fracaso de las negociaciones en agosto de 2025 refleja esa tensión, pero también evidencia que existe un bloque considerable de países decidido a lograr un tratado fuerte y justo, menos permeable a las presiones de los petroestados. La presión ciudadana también es más poderosa de lo que generalmente se cree. Si puedes evitar plásticos de un solo uso, hazlo. Además, utiliza tu voz democrática para respaldar leyes y acuerdos que protejan nuestro entorno y nuestro futuro.

Diogo de Melo

Fundación Vida Sostenible

Imagen:  IISD/ENB – Kiara Worth