Soberanía alimentaria para un clima justo
16/06/2025
Tiempo de lectura: 7 minutos
El camino hacia la neutralidad climática, trazado en el Acuerdo de París, necesita que la alimentación sea un componente central.
¿Qué es el Acuerdo de París?
Firmado en 2015 por 196 países, el Acuerdo de París es un tratado internacional enfocado en el cambio climático con poder jurídicamente vinculante que entró en vigor a finales del año siguiente. Cada parte firmante, España incluida, declaró sus contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, por sus siglas en inglés). Las NDC se actualizan cada cinco años, con el propósito de que con cada puesta al día, las contribuciones aumenten en ambición. Además, cada país publica su estrategia a largo plazo (LTS en inglés) delineando el camino nacional hacia la neutralidad climática para el año 2050. La neutralidad climática implica cero emisiones netas de gases de efecto invernadero (GEI) en un año, lo cual no significa que se eliminen todas las emisiones, sino que la cantidad de GEI capturada o compensada sea igual o superior a la cantidad emitida.
A pesar de este marco ambicioso y del consenso internacional sobre la urgencia climática, el sector agroalimentario –que tiene uno de los mayores impactos en emisiones nacionales, uso de suelo y recursos hídricos– todavía presenta margen para una integración más transversal y ambiciosa en el marco de la acción climática. España cuenta con una industria agropecuaria fuerte y estratégica –principalmente basada en una producción intensiva– tanto por su peso económico como por su valor social y territorial. Sin embargo, este sector enfrenta desafíos estructurales agravados por el cambio climático: sequías cada vez más prolongadas, fenómenos meteorológicos extremos, agotamiento de suelos, pérdida de biodiversidad, despoblación rural y una creciente dependencia de recursos externos y mercados internacionales.
La soberanía alimentaria: ¿qué es y por qué importa?
La soberanía alimentaria es un concepto introducido por primera vez en el año 1996, durante la Cumbre Mundial sobre la Alimentación en Roma, por el movimiento internacional La Vía Campesina. Lo definieron como el derecho de los pueblos a alimentos sanos, sostenibles y culturalmente adecuados, y a definir sus propios sistemas alimentarios. Prioriza a quienes producen, distribuyen y consumen alimentos frente a los intereses del mercado global.
Al priorizar un sistema alimentario local, justo y sano, la soberanía alimentaria presenta un papel muy importante para la transición del sector agropecuario responsable de gran parte del cambio climático. Además, implica la salud y el bienestar tanto del planeta como de las personas.
España hacia la neutralidad climática y alimentaria
Aunque tradicionalmente el sistema alimentario ha ocupado un lugar secundario en las políticas climáticas, la estrategia a largo plazo de España sí reconoce explícitamente el papel del sector agropecuario en la descarbonización del país. En ella, se establece una reducción del 53% de las emisiones no energéticas del sector para 2050 (respecto a 1990). Para lograrlo, se detallan diversas líneas de actuación como el fomento de la producción de biogás, la mejora de la alimentación del ganado, el uso eficiente de fertilizantes, el impulso a la rotación de cultivos y la reducción del desperdicio alimentario.
También se menciona la dieta mediterránea y el consumo de productos locales, así como prácticas agrícolas que aumenten la resiliencia climática y la capacidad de captación de carbono en suelos y cultivos leñosos. Estos elementos son, sin duda, una señal positiva que indica que el sector agroalimentario comienza a incorporarse al horizonte climático de largo plazo.
Sin embargo, queda mucho trabajo por hacer para que este reconocimiento se traduzca en una integración estructural de la soberanía alimentaria y de la transición agroecológica como pilares estratégicos. Las referencias a la alimentación como factor para la transición ecológica siguen siendo periféricas y carecen de metas cuantificables, instrumentos presupuestarios robustos o una visión transversal que conecte a los productores y productoras, consumo, salud pública y justicia climática. Además, entre 1990 y 2023, ocho años después de haberse firmado el Acuerdo de París, la cantidad de emisiones de GEI en la agricultura en España se ha reducido solamente un 2%.
Esfuerzos internos de España
Cabe destacar que en los últimos años se han hecho avances significativos en la transición ecológica dentro del marco de la alimentación, un elemento esencial de la identidad cultural, de la economía y del bienestar social en España. En enero de este año entró en vigor la Ley de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario, la primera legislación estatal sobre este tema. Según el MAPA (Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación), “la norma está enfocada hacia la concienciación y la prevención de las pérdidas a lo largo de toda la cadena alimentaria, desde la cosecha hasta el consumo final en hogares o establecimientos de hostelería”. Además, en febrero se presentó formalmente la Estrategia Nacional de Alimentación (ENA) que busca construir un modelo de producción y consumo que favorezca la salud de las personas, la sostenibilidad ambiental y las buenas condiciones de los agricultores, ganaderos y pescadores y sus cooperativas.
Por último, el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC) incluye la agricultura, ganadería, pesca y acuicultura y alimentación como uno de sus 18 ámbitos de trabajo, delineando para ello una serie de objetivos. Estos objetivos, aunque se aprecia en gran medida su enfoque sistemático de la cadena de valor, valorando la alimentación de proximidad y reconociendo la necesidad de adaptación climática, no están exentos de críticas: no incluyen metas cuantificables y requieren todavía un estudio de indicadores, plazos y presupuestos.
Otro problema que se repite en distintos contextos es el enfoque predominante en la adaptación climática, mientras la mitigación se queda en segundo plano. Sin una transformación estructural del modelo productivo hacia la descarbonización, será difícil evitar que las condiciones climáticas continúen empeorando. Además, los objetivos carecen de fuerza en temas de justicia alimentaria –acceso equitativo a alimentos sanos y compensación justa a pequeños productores– y dependen de políticas como la PAC (Política Agraria Común) que han demostrado ser incoherentes con un sistema alimentario sostenible.
Devolvamos la alimentación a las personas
El camino hacia la neutralidad climática necesita que la alimentación sea un componente central, y no un mero apéndice, de las políticas sobre el clima. Es imprescindible defender la soberanía alimentaria –con sistemas locales, justos y sostenibles– para bajar emisiones en el campo, tejer redes rurales fuertes y proteger el derecho a una buena alimentación. Aunque existan muy buenas prácticas y marcos ya claros, la política y la intersección entre diferentes sectores y la ciudadanía deben ir aún más allá para que la alimentación sea realmente una parte clave de la solución al cambio climático. Ni las contribuciones nacionales actuales ni la estrategia a largo plazo abordan de forma suficiente cuestiones clave como la soberanía alimentaria, la descarbonización agroecológica, o la reducción del desperdicio alimentario, a pesar de que estos elementos son fundamentales para una transición climática justa y efectiva.
El trabajo de redes europeas y nacionales que abogan por un marco político que realmente apoye un sistema agroalimentario sano, justo y equitativo sin aprovecharse de nadie, frente a los intereses conflictivos de la agroindustria, debe ser valorado y apoyado. Un excelente ejemplo es la Coalición Por Otra PAC, a la cual pertenece la Fundación Vida Sostenible, y que está compuesta de organizaciones de ganaderos y ganaderas extensivas, representantes de la producción ecológica, ONG ambientales, de desarrollo rural, expertos en nutrición y consumo, entre otros, que quieren conseguir una Política Agraria Común o PAC que promueva activamente una transición agroecológica.
Diogo de Melo
Fundación Vida Sostenible
Fotografías: Markus Spiske






