Cambio climático y migración, una nueva realidad

26/12/2018

Tiempo de lectura: 8 minutos

Fotografía: Naciones Unidas – Refugiados y migrantes #UN4ReffugeesMigrants

 

Ante la alerta del cambio climático actual, empieza a surgir un tipo de migración provocada por este motivo, que lleva a un gran número de habitantes de regiones, pueblos o islas a tener que desplazarse de su lugar de origen por volverse inhabitable a otro donde puedan realizar su vida.

Este tipo de refugiados, de los que la gran mayoría actualmente se debe a desastres naturales, verán su número ampliado con los que se deban a las consecuencias del cambio climático.

Son numerosas las consecuencias del cambio climático, pero lo que está claro que una intensificación de la temperatura, hará que aumenten las sequías, inundaciones, la elevación del nivel del mar e intensificación de desastres naturales como los huracanes, acentuados por el aumento de la temperatura del mar que los hace más virulentos. No sólo esos problemas son lo que se tienen que tener en cuenta, también ocasionará una pérdida de fertilidad del suelo, disminución de la disponibilidad del agua (problema también debido al aumento de la población), entre otros.

Un refugiado ambiental se puede definir como una persona que se desplaza debido a desastres naturales como la desertificación, la sequía o la severidad del clima. Sigue siendo un tema de debate actualmente dentro de la comunidad internacional debido al presentar en algunos aspectos vacíos legales.

La publicación en marzo de 2018 del informe del Banco Mundial, afirma que para 2050, si no se adopta una acción decidida, el número de migrantes será de más de 143 millones de personas en América Latina, el Sur de Asia y el África subsahariana. Se podrá reducir en un 80% con medidas eficaces.

Por otro lado, Naciones Unidas afirma que para 2050 a nivel global, el calentamiento global generará un desplazamiento de 200 millones de personas. Hay diversas aproximaciones que van desde los 25 millones hasta las más altas de mil millones de personas, algo que se debe a la falta de acuerdo en el reconocimiento legal del concepto de refugiado climático.

Este mes, entre el 10 y el 11 de diciembre, en Marrakech (Marruecos), tuvo lugar la conferencia intergubernamental para adoptar el Global Compact for Migration (GCM) y en él que se reconoció de manera oficial como motivo de la migración el cambio climático y la degradación ambiental. Más información de la Conferencia en este enlace. También es reconocido por la Declaración de Nueva York.

La mayoría de este tipo de desplazamientos comunes en el siglo XXI, son de manera interna dentro del país debido al cambio climático que acelera la sequía, la desertificación, en ocasiones la salinización de acuíferos o de las tierras, pero termina por empujar a traspasar fronteras.

Hace dos años se hizo noticia el caso de una comunidad insular de Alaska, en la que población se tuvo que mudar debido al cambio climático. Se trata de Shishmaref, ubicada en el noroeste de Alaska (EEUU), al norte del Estrecho de Bering, habitada en un 90% por la población autóctona, en concreto la comunidad esquimal Iñupiaq. El pueblo ha decidido trasladarse a tierra firme por la desaparición de la isla en un futuro, ya que ha perdido un kilómetro de costa en los últimos 50 años. Lo mismo ocurre con otros 180 pueblos de Alaska.

Esto se debe a que el cambio climático ha elevado la temperatura media de Alaska entre 2 y 3ºC en el último medio siglo, perdiendo el hielo que hacía de barrera a la erosión y la virulencia de las tormentas.

¿Qué pasa con esta comunidad? Que no disponen del dinero suficiente para hacer el traslado, ya que necesitan una gran cantidad de dinero, algo en lo que el gobierno de Estados Unidos ha empezado a colaborar con una partida de 48 millones de dólares. Pero la Administración Trump ha dado la espalda al problema del cambio climático.

Debido a ello, pequeños estados insulares crearon en 1990, la Alianza de los Pequeños Estados Insulares (AOSIS), para pedir este tipo de consideración y se tenga en cuenta a las personas desplazadas por problemas del cambio climático y las consecuencias de las emisiones de CO2. Han llevado este año al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas la petición de una protección más amplia para este tipo de personas a la que se han sumado diversas ONGs.

El 18 de diciembre tuvo lugar el Día Internacional del Migrante, organización por la OIM (Organización Internacional para las Migraciones), en el que se pedía dignidad para todo tipo de migrante y su reconocimiento. Ha coincidido en el mismo mes que la GCM de Marrakech. Más información en este enlace.

 

Historias reales

Un informe del Climate Outrech and Information Network, “Moving Stories”, da una idea muy aproximada de esta realidad en la que ya viven numerosos habitantes de diversas zonas como Filipinas, el Cuerno de África, Pakistán, las Islas Filipinas o América Latina. En él se cuentan de primera mano historias reales derivadas de ello y el contexto en el que se ubican.

 

América Latina, entre sequías, tormentas e inundaciones

“Estoy muy preocupada. La nieve y el hielo están desapareciendo y derritiéndose día tras día, año a año. El sol es intenso. No nieva lo suficiente. Estamos muy concienciados…. Podría ser una tremenda sequía. Posiblemente no habrá más nieve, no más agua caída del cielo. Entonces, ¿cómo podremos regar nuestras parcelas de tierra? Mi hijo se tendrá que ir a otra parte, a otros países”.

Testimonio de Lucia Quispe, 38, Khapi, Bolivia

Esta región es una de las más vulnerables al cambio climático y muchas de sus regiones están ubicadas en la banda de los huracanes. Ha estado experimentado una gran variabilidad en el clima y eventos climáticos más extremos.

Los aumentos previstos de temperatura afectarán a la región, pues un 90% es agricultura de Latinoamérica es de secano y la deforestación también contribuye a la degradación del suelo, al dejarlo sin protección.

Está situación de degradación llevará a que las ciudades se tengan que adaptar al cambio climático y al aumento de la población.

 

Ganges-Brahmaputra Delta (India-Bangladesh), cada vez más cerca de ser engullidos por el mar

“El cambio climático está destruyendo todo; nuestra gente está viviendo en otros municipios y ciudades, como refugiados. Todo lo que quería era envejecer con mis hijos y sus hijos. Pero ahora nos tenemos que ir y no creo que volvamos alguna vez”

Testimonio de Shamisur Gazi, 83, Chakbara, Bangladesh

 

“La tierra solía estar aquí a 1 km del mar… Hemos perdido mezquitas, un colegio, tiendas, granjas. Tenemos miedo del mar ahora. Gradualmente llega cercano a nuestras casas. Cuando estamos dormidos, estamos asustados. Cada año la marea sube más y llega más lejos. Al año que viene este pueblo podría no existir”

Testimonio de Mohamed Rashed, Qumira Char, Bangladesh

 

El cambio climático en esta región se prevé que intensifique la fuerza y la frecuencia de desastres como el aumento del nivel del mar y la falta de agua. Según estimaciones, en 2050, 1.400 millones de habitantes de la India vivirán en áreas que experimentarán los efectos negativos del cambio climático.

Se considera a esta región un “hotspot” por su sensibilidad y gran exposición al cambio climático combinado con la limitada capacidad adaptativa debido a la gran densidad de población, la variedad de fenómenos climáticos. estreses medioambientales y humanos y en el caso de Bangladesh, el limitado alcance de la migración interna.

Una posible solución sería hacer planes de migración en esta zona para que puedan asegurar su medio de vida y su protección.

El cambio climático está cada vez más presente en nuestras vidas y ya no es algo que se pueda obviar y dejar pasar la bola. Cada vez afectará más a regiones vulnerables, de manera lenta, pero afectará al fin y al cabo. De momento, no sabemos cómo será el mundo en un contexto de cambio climático avanzado, pero es posible que sea nuestro pan de cada día y afecte más de lo que lo hace ahora.

Parece que ya se están fijando compromisos serios en la COP24, que tuvo lugar en Katowice (Polonia) y finalizó el 14 de diciembre. Pero, todavía queda mucho por hacer. Empiezan a verse ya inicios de cambio, pero aún de manera lenta.

Jaime García Martín

 

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